miércoles, 22 de abril de 2009

Abrazoterapia

Mi primera experiencia o, mejor dicho, mi primer contacto con la Abrazoterapia fue en noviembre de 2006. Tras la exploración, diagnóstico y primer ajuste, el prestigioso quiropráctico Tobías Goncharof me ofreció un fraternal abrazo, ya que esta es la práctica habitual con la que Tobías se despide de sus pacientes. Tuve el privilegio de recibir ese bálsamo semanalmente durante casi dos años, con el tiempo llegué al convencimiento de que los abrazos de Tobías son tan terapéuticos o más que sus ajustes quiroprácticos.
Los orígenes de la Abrazoterapia como tal son tan antiguos como el hombre. El abrazo es la primera forma de medicina y protección que se inventó en el mundo. Un bebé de cualquier especie se aliviará de todos sus miedos, dudas, frío, nerviosismo. Igualmente, todo adulto se sentirá reconfortado, acompañado, unido, aliviado, con un abrazo sincero.
El fundamento científico del alto poder terapéutico del abrazo, queda marcadamente de manifiesto en el gesto de la madre cuando toma a su hijo y, al igual que en el alumbramiento o cuando le amamanta, su cerebro se encuentra segregando la hormona oxitocina, conocida por ser la hormona del "apego". Gracias a ella, el bebe se siente unido a su madre y resguardado de todo peligro. El equipo de Ernest Fehr en Suiza, ha profundizado en los efectos de la oxitocina sobre el comportamiento humano, llegando a la conclusión de que niveles elevados de oxitocina en la sangre mejoran la capacidad de los individuos para confiar en otras personas.
Diversas publicaciones científicas (Psychosomatic Medicine y Hormonal Behavior), informan de los resultados de investigaciones llevadas a cabo, que concluyen que la hormona oxitocina liberada por el cerebro en diversas situaciones, entre otras en el momento del parto, de la lactancia y también en el acto del abrazo. Esta hormona considerada como la hormona del comportamiento del apego y el afecto explica científicamente la auténtica sensación de bienestar que se experimenta en el momento del abrazo, puesto que actúa como antiestrés bajando los niveles de cortisol, lo que reduce la ansiedad y la sensibilidad al dolor.
Pero todavía hay más, en el acto del abrazo no solamente actúa la oxitocina, sino que también, el abrazo activa en el cerebro la liberación de serotonina y dopamina, por lo que resulta fácilmente entendible la razón por la que experimentamos una maravillosa sensación de bienestar, sedación, armonía y plenitud en el momento del abrazo.
Además de la hormonas mencionadas, si tocamos a alguien con cariño se libera la hormona del crecimiento, especialmente en niños y jóvenes. La somatotropina, producida por el hipotálamo, no solamente es la hormona del crecimiento, sino que es también una hormona de antienvejecimiento.
Cuando es aumentada la somatotropina se favorece la perdida de grasa acumulada, aumenta la masa muscular, la energía y la vitalidad y además mejora la memoria y el aprendizaje y se refuerza el sistema inmunológico.
De hecho hay estudios de individuos mayores de 60 años, tratados con somatotropina que revirtieron su edad biológica en 14 años. (The New Journal of Medicine – Dr. Daniel Rudman EE.UU. 1990)
Cuando los médicos endocrinólogos diagnostican en un niño enanismo psicosocial, para su recuperación no basta con suministrarles hormona de crecimiento, hay que insertarlos en un entorno afectuoso, donde sea abrazado y acariciado.
Los abrazos son abrazos y no hay que confundirlos con los abrazos impostores que se quedan en el frío y descarnado acto de estirar y ceñir con los brazos. Esos no merecen ser llamados abrazos. Esos no han nacido del corazón y, por lo tanto, están vacíos de sentimiento.
Los Abrazos, dicho así a secas pero con mayúscula, son fácilmente reconocibles ya que sus beneficios son inmediatos:
• Nos rescatan de la soledad y el aislamiento. No estamos solos, no somos el centro del Universo. Somos el Universo.
• Guían el auto conocimiento potenciando la autoestima.
• Facilitan los desbloqueos físicos y emocionales.
• Nos permiten vivenciar la integración de cuerpo, mente y emociones.
• Nos ejercitan en la empatía.
• Nos sitúan plenamente en el Aquí y el Ahora.
• Favorecen la comunicación afectiva con nosotros y con el otro.
• Estimulan la gratitud.
• Despiertan la creatividad.
• Impulsan a una actitud pro-activa en la vida.
• Conectan con la intuición.
• Favorecen el entrenamiento de respuestas asertivas.
• Devuelven la ilusión, la alegría y el buen humor, puesto que la risa es su fiel compañera.
• Le brinda reconocimiento y protección a nuestro "niño interior".
• Potencia la resiliencia, que es la capacidad de los sujetos para sobreponerse a acontecimientos desestabilizadores, muertes o períodos de dolor emocional.
La Abrazoterapia es una terapia que redescubre la importancia del abrazo como necesidad vital que tenemos todos de amar y sentirnos amados de verdad. La Abrazoterapia es un ejemplo de que muchas veces lo que más necesitamos es sencillo y no tiene precio.
La Abrazoterapia, es una innovadora técnica de regulación físico-emocional que utiliza los abrazos, de forma literal y metafórica, como instrumento terapéutico. Permite la aproximación a la persona como un ser holístico, por lo que tiende a integrar su cuerpo, mente y emociones de forma armónica y equilibrada. Busca darle marco a una actividad natural y atávica del ser humano, que por diversas razones se ha visto desvirtuada. Reivindica la fantasía, la espontaneidad, la intuición, el enriquecimiento a través de la pluralidad y la diversidad, que beneficia y favorece relaciones interpersonales saludables.
Es estos últimos tiempos se está difundiendo ampliamente la Abrazoterapia. Parece increíble todo lo que puede curar, compensar, mejorar y prevenir un simple y amoroso abrazo. En algunas culturas está mal visto. No es muy cómodo para algunos demostrar sensibilidad. Pero está comprobado que el contacto físico, mucho más allá del contenido sexual, tiene poderes curativos y amplía nuestro bienestar emocional.
Cuando nos tocamos y nos abrazamos con espíritu solidario y alegre, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos.
También es una forma de expresar lo que sentimos más allá de las palabras. Es el idioma universal de los abrazos. No solo debemos utilizar el lenguaje también debemos utilizar la sabiduría intuitiva, sin palabras y escuchar con el corazón. Así percibiremos el significado más profundo del misterio al que llamamos amor.
Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado. Acrecienta la voluntad de vivir a los enfermos. Existe la teoría de que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como personas.
Veamos algunas clases de abrazos y pregúntate ¿con qué frecuencia y qué tipo de abrazos utilizas tú para sorprender a los tuyos?
- Abrazo del oso: es el típico de padres e hijos, donde el más grande envuelve con su cuerpo al más pequeño.
- Abrazo y contacto de mejillas: Uno coloca los brazos sobre los hombros del otro, a la vez que le da un beso en cada mejilla. Implica consuelo, bondad, consideración.
- Abrazo oriental: Ambos entrelazan los brazos con el cuerpo del otro. Se busca el contacto espiritual con todo el cuerpo del otro. Se acompaña con una inspiración y es el más largo. Se ponen en contacto los espíritus de las personas a través del cuerpo físico.
- Abrazo de a tres: Para padres con hijos o varios amigos. Implica consuelo, felicidad. La persona abrazada se siente totalmente a salvo.
- Abrazo de costado: El brazo de uno se pasa por el hombro o la cintura del otro. Ideal para pasear acompañados, disfrutando del paisaje.
- Abrazo de corazón: Largo, intenso, cálido, brota directamente del corazón. Surge en cualquier momento para saludar, recordar fechas especiales, expresar alegría. Ofrece ternura y amor incondicional.
¿Qué nos brinda un abrazo?
SEGURIDAD: No importa cuál sea nuestra edad ni nuestra posición en la vida, todos necesitamos sentirnos seguros. Si no lo conseguimos actuamos de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.
PROTECCIÓN: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es más para los niños y los ancianos quienes dependen del amor de quienes los rodean.
CONFIANZA: La obtendremos de la sensación de seguridad y protección que recibimos. La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.
FORTALEZA: Quizá pensamos que la fortaleza es una energía desarrollada gracias a la decisión de un individuo pero siempre podemos transmitir nuestra fuerza interior convirtiéndola en un don para el prójimo para confirmar y aumentar la energía ajena. Cuando transferimos nuestra energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.
SANACIÓN: Nuestra fortaleza se convierte en poderosa energía curativa cuando la transmitimos por medio del abrazo. El contacto físico y el abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias menores.
AUTOVALORACIÓN: El reconocimiento de que valemos es la base de toda satisfacción y todo éxito en nuestra vida. Mediante el abrazo podemos transmitir el mensaje de reconocimiento al valor y excelencia de cada individuo.
Los requisitos para ser abrazoterapeuta y para ser paciente son los mismos: simplemente, existir.
El abrazo terapéutico es un proceso de curación mutua. En realidad, abrazante y abrazado desempeñan papeles intercambiables. Como abrazo terapeuta, uno está abierto al niño que lleva dentro, necesitado de amor, seguridad, apoyo, cariño y juegos, en tanto se ofrece a las mismas necesidades por parte del otro.
El abrazoterapeuta no juzga ni culpa. Pero sabe reconocer que muchos de nosotros, en nuestra sociedad poco amable, no hemos aprendido a pedir el apoyo emocional que necesitamos. Si desde la infancia han escaseado el amor o el apoyo (o los juegos) tal vez nos sintamos heridos. Si los vericuetos del crecimiento nos han dejado una autoestima deficiente, podemos sentirnos indignos de amor... indignos de un abrazo.
Los abrazoterapeutas no pueden resolver todos estos problemas, pero si respetar los conflictos y ofrecer comprensión, risas, palabras suaves y abundantes abrazos.
La Abrazoterapia no es solo para los solitarios y los doloridos. También da mayor salud al saludable, más felicidad al feliz. Y el mas seguro entre nosotros se sentirá más seguro.
El abrazo es para todos.
La Abrazoterapia no es gratuita. Su costo es la fortaleza que se requiere para ser vulnerable. El precio de abrazar es el riesgo de que nuestro abrazo sea rechazado o mal interpretado.
Cuando nos arriesgamos a un abrazo afirmamos nuestra maravillosa capacidad de compartir. Cuando nos volcamos hacia fuera y tocamos a otros, estamos en libertad de descubrir la compasión, junto con la capacidad de la alegría, que existe en todos nosotros según vamos transformándonos en abrazantes más espontáneos y descubrimos tales riquezas interiores, el precio comienza a parecernos relativamente bajo.
A continuación describiré un ejemplo de abrazo terapéutico: Me coloco frente al paciente, elevo mi brazo derecho por encima de su hombro izquierdo mientras mi brazo izquierdo pasa por su costado, por debajo de la axila. Nuestras sienes derechas se juntan. Los brazos sujetan con firmeza la espalda. Durante estos movimientos preliminares he ido vaciando los pulmones de aire para, cuando empieza propiamente el abrazo, llenar de aire lentamente los pulmones mientras visualizo que atraigo todo el sufrimiento de la persona abrazada, esa energía penetra por todos los poros de mi cuerpo que están en contacto con la otra persona, penetrando como un humo negro hasta el chacra corazón, donde se disuelve en una luz blanca. Cuando expulso el aire, lo hago lentamente y visualizo como un torrente de luz emana de mi chacra corazón e irradia a la persona abrazada con esa energía luminosa entregándole, con ternura, todo mi afecto. Los besos en ambas mejillas son accesorios y se usan a modo de clausura.
La experiencia descrita está basada en el Tonglen del budismo tibetano. Significa literalmente dar y recibir, y es una solución para abrir nuestro corazón cerrado, ya que con esta práctica podemos eliminar las barreras que nos impiden sentir compasión por los demás.